

En el ámbito de la metrología y la instrumentación industrial, es común escuchar los términos ajuste, verificación y calibración como si fueran sinónimos. Sin embargo, cada uno tiene un significado técnico distinto y un propósito específico dentro de los procesos de control de calidad y seguridad industrial.
Comprender estas diferencias es esencial para garantizar mediciones confiables, cumplir con las normas de SENCAMER, ISO y Fondonorma, y mantener la trazabilidad metrológica de los instrumentos utilizados en áreas críticas como la detección de gases y la medición de presión.
La calibración es el proceso mediante el cual se compara el valor indicado por un instrumento con el valor real obtenido a partir de un patrón de referencia trazable.
Durante una calibración:
- No se modifican los valores del instrumento.
- Se determina el error de medición.
- Se emite un certificado de calibración que documenta los resultados, la incertidumbre y la trazabilidad.
En palabras simples, calibrar no es reparar ni ajustar, sino comprobar qué tan exacto es el equipo frente a un patrón confiable.

La verificación es una comprobación puntual que se realiza para saber si el instrumento cumple con las tolerancias o especificaciones establecidas.
A diferencia de la calibración, en la verificación no se emite necesariamente un certificado detallado, sino un informe o registro de conformidad (por ejemplo, “Aprobado” o “No conforme”).
Se usa frecuentemente:
- Antes o después de una calibración.
- En rutinas internas de control de calidad.
- En auditorías ISO o SENCAMER.

El ajuste consiste en intervenir directamente el instrumento para corregir el error detectado durante la calibración o verificación.
Aquí sí se manipula el equipo para que sus lecturas coincidan con el valor real.
Una vez realizado el ajuste, el instrumento debe volver a calibrarse para confirmar su exactitud.
En resumen:
- Calibrar: medir la diferencia.
- Verificar: comprobar el cumplimiento.
- Ajustar: corregir el error.
En los equipos de detección de gases, además de la calibración, se realiza un procedimiento conocido como Bump Test o prueba funcional.
Este ensayo consiste en exponer brevemente el detector a un gas patrón para confirmar que el sensor responde correctamente y que las alarmas se activan en el tiempo esperado.
El Bump Test no reemplaza la calibración, pero sí permite detectar problemas de funcionamiento diario antes de una exposición real.
Se recomienda hacerlo:
- Antes del inicio de una jornada de trabajo.
- Tras periodos prolongados de almacenamiento.
- Luego de golpes o exposición a humedad.
En el laboratorio de Renser Oriente, contamos con bancos de calibración y gases patrón certificados, lo que nos permite realizar tanto calibraciones trazables como verificaciones funcionales (Bump Test) según los estándares internacionales.
Comprender la diferencia entre ajuste, verificación y calibración es clave para garantizar mediciones confiables, decisiones seguras y cumplimiento normativo.
Y en el caso de los detectores de gases, complementar la calibración con Bump Tests periódicos permite prevenir incidentes y mantener la integridad del personal y las operaciones.
En Renser Oriente, aseguramos la precisión y trazabilidad de cada instrumento mediante procesos certificados, personal técnico calificado y cumplimiento estricto de las normativas nacionales e internacionales.
Solicita la calibración o verificación de tus equipos de detección de gases y/o presión con nuestro laboratorio acreditado por SENCAMER.


